jueves, enero 14, 2010

Las hormigas.


Tracey Hill era una niña en un pueblo de Connecticut, y practicaba entretenimientos propios de su edad, como cualquier otro tierno angelito de Dios en el estado de Connecticut o en cualquier otro lugar de este planeta.

Un día, junto a sus compañeritos de la escuela,Tracey se puso a echar fosforos encendidos en un hormiguero.

Todos disfrutaron mucho de este sano esparcimiento infantil; pero a Tracey le impresionó algo que los demás no vieron, o hicieron como que no veían, pero que a ella la paralizó y le dejó, para siempre, una señal en la memoria:

Ante el fuego, ante el peligro, las hormigas se separaban en parejas, y de a dos, bien juntas, bien pegaditas, eperaban la muerte.

Galeano/El libro de los abrazos.